Idea irracional nº 8 de Ellis:
Se debe depender de los demás y se necesita a alguien más fuerte en quien confiar.
La dependencia está relacionada con la incapacidad de resolver los propios problemas causando en la persona dependiente debilidad, pasividad, no hacer lo que desea, o no ser quien es, por eso se necesita a ‘otro’ que haga de motor, nosotros no nos esforzamos, es el otro quien se esfuerza, lo que lleva a una baja autoestima.
Sin embargo, esa independencia personal, que es un logro decisivo en la vida, ha de tener también su justa medida. Porque ser absolutamente independiente tampoco es la fórmula idónea, entre otras cosas, porque los más altos logros de nuestra naturaleza tienen siempre que ver con nuestra relación con los demás, con nuestra mujer, nuestro marido, nuestros hijos, nuestros amigos o nuestro proyecto profesional. La vida, por naturaleza, es interdependiente.
Un mal entendido afán de independencia puede en muchos casos acabar en dependencias mucho más amargas. Por ejemplo, la que se ve en esas personas que abandonan su matrimonio y sus hijos en nombre del amor, la independencia y la libertad, aunque en el fondo lo hacen por razones egoístas. O en la de aquellos que desatienden a su familia, o traicionan a sus amigos, o renuncian a sus principios, en razón de un desmedido afán de afirmación personal en su trabajo, de ganar más dinero o de alcanzar mayor éxito y poder. O la que se ve en aquellos otros que hablan de romper las cadenas, liberarse, vivir la propia vida..., y en realidad están con ello sujetándose a otras cadenas que suponen dependencias mucho más fuertes, porque son dependencias que están en su interior: en una búsqueda egoísta de placer o comodidad, en una renuncia a enfrentarse a la propia responsabilidad, o en echar la culpa a los demás de todo lo que les resulta difícil en sus vidas.
¡Un fuerte abrazo amigos de Belladona!