miércoles, 1 de octubre de 2014

Talentos innatos y educación





Mozart es hoy reconocido como uno de los músicos más importantes de la historia. Su padre supo reconocer la habilidad precoz de su hijo y su interés natural por la música.

Por su parte Eisnteim, desde muy joven mostraba una curiosidad excepcional por la naturaleza y una capacidad notable para entender los conceptos matemáticos más complejos.

Todos los niños son artistas, creen ciegamente en su talento natural. Ellos no tienen ningún miedo a equivocarse... Si no estás preparada para equivocarte, nunca acertarás, sólo copiarás. No serás original. El sistema nos enseña poco a poco que el error existe y que debemos avergonzarnos de él. El único error en un colegio es penalizar el riesgo creativo.

Se aprende a ser creativo como se aprende a leer. 

Se puede aprender creatividad incluso después de que el sistema nos la haya hecho desaprender. Los exámenes hacen exactamente eso. No estoy en contra de los exámenes, pero sí de convertirlos en el centro del sistema educativo y a las notas en su única finalidad.

La educación debería ayudarnos a todos a encontrar nuestro propio talento y no limitarse a encauzarnos hacia el mismo tipo de talento.

Nuestro sistema educativo fue concebido para satisfacer las necesidades de la industrialización: talento sólo para ser mano de obra disciplinada con preparación técnica jerarquizada en distintos grados y funcionarios para servir al Estado moderno. La mano de obra aún es necesaria.
¡Pero la industrialización ya no existe! Estamos en otro modo de producción con otros requerimientos, otras jerarquías. Ya no necesitamos millones de obreros y técnicos con idénticas aptitudes, pero nuestro sistema los sigue formando. Así aumenta el paro.

Se nos exige ser activos, innovadores y creativos. Pero no hay nada más pasivo que una clase, salvando excepciones.
Las clases son pasivas porque los incentivos para estar calladito y tomar apuntes que repetirá son mayores que los de arriesgarse a participar y tal vez meter la pata. Así seguimos formando para unas fábricas y oficinas que ya no existen, nadie es innovador. Hemos estigmatizado el riesgo y el error y, en cambio, incentivamos la pasividad, el conformismo y la repetición

Como consecuencia la mayoría de nosotros malgastamos nuestra vida haciendo cosas que no nos interesan realmente, pero que creemos que debemos hacer para ser productivos y aceptados. Sólo una pequeña minoría es feliz con su trabajo, y suelen ser quienes desafiaron la imposición de mediocridad del sistema. 

Son afortunados quienes se negaron a asumir el gran error anticreativo: creer que sólo unos pocos superdotados tienen talento.

¡Falso! ¡Todos somos superdotados en algo! Se trata de descubrir en qué. Esa debería ser la principal función de la educación. Hoy, en cambio, está enfocada a clonar estudiantes. Y debería hacer lo contrario: descubrir qué es único en cada uno de ellos.


¿Conocéis a Guillian Lynne? ¿Una niña hiperactiva? 
Aún no se había inventado eso, pero ya se habían inventado los psicólogos, así que la llevaron a uno. Y era bueno: habló con ella a solas cinco minutos; le dejó la radio puesta y fue a buscar a la madre a la sala de espera; juntos espiaron lo que hacía la niña sola en el despacho y... ¡estaba bailando!. Así empezó una carrera que llevó a esa niña, al Royal Ballet, a fundar su compañía y a crear la coreografía de Cats o El fantasma de la ópera con Lloyd Webber.

Si hubiera hecho caso a sus notas, hoy sería una frustrada. Sería cualquier cosa, pero mediocre.

La educación debe enfocarse a que encontremos nuestro talento, diferenciador, la zona donde convergen nuestras capacidades y deseos con la realidad. Cuando la alcanzas, la música del universo resuena en ti, una sensación a la que todos estamos llamados.

Feliz Miércoles :)